jueves, 30 de septiembre de 2021

Periodismo sicarial

Publicado en El Colectivo.

Neurosis TERF

¿Son feministas? Sí. ¿Se definen a sí mismas como radicales? Sí. Tienen un discurso en contra de la identidad trans? Sí. ¡Son TERF! Pero alegan que el término es derogatorio, insultante e incita a la violencia. ¿Qué sigue? ¿Un colectivo de homofóbicos que no son homofóbicos porque son víctimas de amenazas de uno que otro homosexual colérico al que solo denuncian en las redes sociales?

Como los homofóbicos, niegan ser transfóbicas, pero creen que las personas trans un día despiertan con ganas de cambiarse el sexo y eliminarlas.

Las feministas radicales que excluyen de su activismo a las personas transexuales y transgénero (trans-exclusionary radical feminists, TERF, por sus siglas en inglés) pertenecen a un subgrupo del feminismo que está convencido de que una minoría dentro de la minoría de lesbianas, bisexuales, gais, transexuales, queers y asexuales (LGBTQA) hará que las mujeres nacidas con útero desaparezcamos.

“Dentro de no mucho tiempo, tan pronto como perfeccionen los trasplantes de útero a hombres, organizarán el exterminio de las mujeres (hembras humanas, es decir, nacidas con vagina y útero). Es el próximo holocausto. Lo sé con certeza y me vale verga que me digan loca”, escribió Carolina Sanín en su cuenta de Twitter.

Acorde y previsiblemente, docenas de usuarios expresaron su rechazo hacia esta postura sin contar con que con ello vendrían nuevos tuits justificándose. ¿Qué pensaban que iba a hacer alguien que aboga por el reguetón únicamente porque en Internet lo critican?, ¿o que dijo abandonar el feminismo tras las críticas a Maradona, el día de su muerte, porque usaba las caras de sus exparejas como peras de boxeo?
De vivir en en el siglo XVIII, Sanín habría defendido hasta la hoguera el derecho de la mujer de ponerse pene y el del hombre, de quitárselo.

El problema es que justificar la defensa de lo que las mayorías critican es tan perezoso como defender lo que las mayorías aprueban.

Transfóbicas, transodiantes, transintolerantes, transcríticas... da igual. Niegan serlo a la vez que acusan de homofobia —aunque niegue serlo, pero lo sea— a quien afirma que la homosexualidad no es natural. Algunas son criticadas o aclamadas dentro de los círculos de los estudiosos de género y otras, como JK Rowling, son víctimas de esta sociedad transfílica por atreverse a hacer viral lo que esos apellidos de la academia TERF murmuran: "(el activismo trans) está haciendo un daño comprobable al tratar de erosionar a la 'mujer' como clase política y biológica y ofrecer un encubrimiento a los depredadores", escribió en su blog.


Victimarias espejo

Sí, Chimamanda Ngozi, una mujer trans, por haber nacido con pene y testículos, tuvo una experiencia diferente a la de quien nació con vagina y útero que usa para tener sexo con hombres nacidos con pene y testículos. Y la segunda no tuvo que esconderse para jugar con muñecas, maquillarse ni usar ropa de mujer; tampoco fue matoneada por no gustar de los deportes o enamorarse de su mejor amigo.

Rowling y Sanín son tan víctimas como los cristianos conservadores en Estados Unidos que denuncian una guerra contra la Navidad. ¿Los cristianos en Iraq? ¡Ellos no son víctimas! Los verdaderos perseguidos se enfrentan a los medios liberales que quieren eliminar los valores de la familia tradicional, hormonizar a los niños y cambiarles de sexo.

Ese es el futuro cercano: los sistemas de salud en Colombia y el mundo pronto ofrecerán testosterona y estrógeno a los padres y madres que soñaban con un niño en vez de una niña y viceversa.
Porque la mayoría de familias sueña con el día en que su hijo le revele que se identifica con un sexo o género diferente al biológico. 

Porque el proceso de reasignación de sexo es tan simple que solo consta de (en el mejor de los casos) un año de evaluaciones psiquiátricas, psicológicas, con endocrinológos y cirujanos para solicitar, con tutelas y órdenes de desacato —como quien quiere acetaminofen—, una cirugía que este sistema de salud transfílico prioriza como estética (no reconstructiva, porque lo reconstructivo no es un "capricho", citando a Sanín, en su suerte de Informe sobre ciegos tuitero, sobre cómo hombres heterosexuales —nacidos con pene y testículos— se pondrán úteros y tendrán sexo entre ellos. Porque no hay otra fantasía que los excite más).

Nada como las EPS para recordarles a las personas trans lo cerca que están de ser hegemonía.

Y es que la preocupación de Rowling es legítima. Se sabe que pedófilos y abusadores suelen posar de mujeres trans para atraer a sus víctimas. Los hombres heterosexuales —nacidos con pene y testículos— no abusan de sus parejas. Ni son los padres, padrastros, tíos, primos, vecinos, profesores, etcétera, los abusadores señalados más frecuentemente.

Todas las mujeres —nacidas con vagina y útero— sabemos que hay que cuidarse de los Buffalo Bill que fingen amistad, clásica cubierta de asesinos y violadores.

Luis Alfredo Garavito jamás se habría disfrazado de sacerdote de saber que los niños y adolescentes en los pueblos empobrecidos que recorrió confían más en un hombre nacido con pene y testículos que viste ropa femenina.

Por su parte, los hombres heterosexuales —nacidos con pene y testículos— saben que pueden fingir ser trans para acceder a docenas de víctimas. Por eso son tan frecuentes las noticias sobre estos crímenes. Nadie sospecha de su amigo, pareja, expareja, familiar, una figura de autoridad, alguien que conoció en Internet, el desconocido en una calle oscura y sola... precisamente porque la transexualidad es la primera fachada a la cual los hombres heterosexuales —nacidos con pene y testículos— recurren.

Otra teoría podría ser que Rowling y Sanín no fueron criticadas por ser mujeres —nacidas con vagina y útero—, sino por decir estupideces. Las mujeres, incluso las inteligentes, están exentas de ello.

La reconciliación de los extremos

Tanto el TERF como la derecha comparten el interés de proteger a la infancia de los supuestos peligros de la transexualidad, arma histórica de la derecha reaccionaria, apesar de que se ha demostrado en todas sus dimensiones que son completamente falsos.

De esta forma, la transexclusión y la derecha advierten sobre la manipulación de la niñez que, influida por sus padres y la escuela, se verá presionada para transicionar. Así pues, los menores trans serían víctimas de una socialización de roles de género impuestos por el patriarcado, la manipulación ejercida desde su entorno o ambas.

Para demostrar sus argumentos, el sector transexcluyente expone cifras descontextualizadas y relatos. 

Particulares elevados a máximas.

Las TERF no exponen el enorme (y contrastado) porcentaje de personas que han transicionado voluntaria y satisfactoriamente, sino los casos estadísticamente insignificantes en los que la persona destransicionó sufrió problemas y/o cometió delitos.

'Es rarísimo, pero podría pasar, lo cual es suficiente prueba' también es un argumento de la derecha para justificar, por ejemplo, sus posturas antiinmigración que se basan en una minoría criminal para censurar a múltiples colectivos. Igualmente pasa con la violencia de género, cuyo debate se centra en una minoría de denuncias falsas. O el aborto, cuyos peligros se advierten con la exhibición de un puñado de casos descontextualizados que sufre complicaciones.

Otra de las armas que las TERF usan para adviertirnos sobre la anormalidad de la sexualidad trans es el psicoanálisis.

Para contextualizar, en resumen, según la teoría psicodinámica, el varón —nacido con pene y testículos— en la infancia, tiene miedo de perder del falo (en tanto representa poder, superioridad y la posibilidad de reunificación con la madre) a manos de su padre, mientras que la mujer —nacida con vagina y útero— teme se enfrenta a la constatación de que 'ha sido castrada'.

Para el varón, este miedo objetivado implica la salida del complejo de Edipo y un menosprecio que perdurará hacia la criatura castrada. Para la mujer, en cambio, el complejo de castración marca el ingreso al Edipo. Ahora se sabe castrada, el tiempo le ha develado que no tiene falo y que nunca crecerá, de lo cual culpa a su madre, pues es quien la ha 'fabricado mal'.

La articulación con el complejo de Edipo es clave en ambos casos, y la posición tomada por el sujeto ante el complejo de castración tendrá gran influencia en la vida psíquica futura, además de estar íntimamente relacionado con el fenómeno de la angustia (neurosis). El hombre ve en el padre a un rival por el cariño de su madre; más tarde, en la adultez 'normal', sublima esta rivalidad en la competencia con otros hombres por otras mujeres.

La mujer, por su parte, sublima el Edipo 'reemplazando' el falo que no tuvo (o que 'perdió') con el deseo de tener un hijo del padre (más tarde, de otros hombres).

Es usual que, según las bases del psicoanálisis, el individuo no pase por cada etapa sin llevar consigo remanentes sin resolver de las anteriores, llenando de matices la adultez 'normal'.
¿Podría pues el feminismo radical transexcluyente ser resultado de un Edipo irresuelto cuya angustia se revela ante la idea de que alguien que tuvo tanta suerte de nacer con pene y testículos no los quiera y, por Judith Butler bendita, se los quite?

Y así, los hombres se dicen mujeres para desaparecer a las hembras humanas porque, en la psique infantil, estas son criaturas inferiores.

Asimismo, las mujeres se creen hombres porque, en el inconsciente TERF, estos son superiores a su sexo biológico, traicionando la reivindicación de su género. Entonces la transexualidad se vuelve una conspiración misógina para desaparecer a todo ser nacido con vagina y útero.

¿Y si las TERF esconden bajo su manto radical el deseo irresuelto de un falo, resienten a quien osa dar el paso hacia aquella superioridad y beneficiarse de las bondades del patriarcado? Eso explica que tantos padres quieran hormonizar a sus pequeños y adolescentes: no ven la hora de que entren al ejército o ser señalados por un subgrupo de feministas (rechazado por el feminismo contingente) que alegan que denunciar la falta de acceso a la educación, la violencia sistemática y una expectativa de vida de 35 años es incompatible con protestar contra la violencia de género.

'Es que tienen un cerebro más pequeño que el masculino', '¿cómo pueden decidir en las urnas con un cólico menstrual?'. Y así fue como el mundo estuvo convencido de que las mujeres eran inferiores: retorciendo cualquier teoría a conveniencia, vomitando especulación que no podía probarse falsa.

Así pues, Sanín, Butler, Ngozi, et. al., se convierten en las Fernando Vidal Olmos del feminismo posmoderno, aquel que se reconcilia con quienes les negaron el derecho al voto y aseguraron por siglos que sus semejantes eran seres histéricos, inferiores y débiles.

Resta decidir si sus Informes sobre transgéneros son literatura o síntoma.

martes, 28 de septiembre de 2021

Lesbianas por turnos

Nadie espera que Shakira o Rihanna hagan videos sobre la guerra en Siria o la intolerancia religiosa. La crítica social no es el fin último del arte, mucho menos del entretenimiento. Sin embargo, pareciera que la compatriota aún no acepta su rol de rubia sexy después de elegir semidesnudarse en una jaula que competir con colegas superiores en el género al que pertenecía de adolescente, como Alanis Morissette o Sheryl Crowe, tras su crossover.

Y se entiende. 

Con un coeficiente intelectual de 140, pero un talento instrumental y para las letras muchísimo menor, es más fácil competir con Britney Spears.

Musicalmente, Shakira es una persona promedio que finge estar en situación de discapacidad para competir en los FIDES.

Por el contrario, Christina Aguilera hizo con el video de Beautiful un intento de derribar los tabúes sobre la autoimagen y la homosexualidad masculina, no tan estimulantes para los bolsillos de los oyentes. Por ello fue aclamada por la Gay & Lesbian Alliance Against Defamation.
Sin embargo Me pregunto qué sienten los jóvenes que soportan a diario, en silencio, chistes sobre el asco que produce ver a dos homosexuales cuando un beso entre dos hombres corrientes se compara con el cuerpo desnutrido de una adolescente que se ve gorda.

Bien, dicen los activistas.

Aun así, la controversia fue enorme y dicho riesgo pudo correrlo gracias a que ya había acumulado una fortuna explotando su sexualidad, explotación que incluyó una fase de 'lesbianismo' con Madonna. 
Pero si Aguilera hubiese lanzado su carrera en 2002 con Beautiful como debut, ¿habría sido el referente del pop en que se convirtió?

Por el contrario, I Kissed A Girl, de Katy Perry, tiene el tono juguetón de un primer sencillo retrógrado que reduce lo positivo de la atracción entre dos mujeres al sabor del Chap Stick y la culpa de no ser "una niña buena" que espera que a su novio "no le moleste (¿llevar las crispetas?, ¿los condones?)". Porno para MTV.
No después de Ur So Gay, claro. Una crítica tranquilamente homofóbica a los 'metrosexuales'.


A diferencia de Perry que, lógicamente, no lo hace porque su música se basa en melodías pegajosas, letras pícaras sobre temas de moda y atraer visualmente a sus oyentes, Shakira no sabe tocar la guitarra.

Aun en sus tiempos 'rockeros', en el MTV Unplugged, la barranquillera luchaba más para pasar de un acorde mayor a otro que un bebé hambriento para abrir una compota.
Su destreza es tan anémica que durante el riff de Objection (Tango) la enfocan de lado para que parezca la intérprete de una pieza que es seguida de algo más ininteligible que lo que diría el mismo bebé con el frasco de compota en la boca.

Pero ella no lo sabe. Y sus músicos no se lo van a decir; mucho menos los empresarios que comen de su marca. Así que trata, por unos segundos, de parecer más talentosa —pero no mucho— que Britney Spears y recordarles a sus fans que cuando se masturben pensando en Can't Remember To Forget You, ella sí toca la guitarra.

sábado, 9 de agosto de 2014

No hay ibuprofeno para la idiotez

Lo peor del sistema de salud colombiano es sus usuarios. ¿Qué esperan de un país tercermundista, corrupto y en guerra desde hace hace más de 50 años? "La salud debe ser gratis porque es un derecho fundamental", pero detestan esperar tres horas en urgencias a la vez que votan por los políticos que convierten los hospitales en empresas que, de no ser autosostenibles, quiebran.

He esperado seis horas en urgencias con mis papás. Cada tres meses tengo que esperar tres horas en mi EPS para que me den medicamentos que no están en el POS. Y no me quejo. ¿Por qué? Porque en Estados Unidos no hay que hacer fila para reclamar medicamentos que no están en el POS; en la tierra de la libertad solo existe Madicaid; si uno no está en la pobreza extrema, paga póliza aun con la cual en urgencias, por ejemplo, hay que pagar por el triage, la evaluación médica, los medicamentos, los exámenes y la estadía.

¿Que los médicos 'solo' mandan acetaminofén e ibuprofeno? Sí. Aquí y en Canadá, no todas las gripas requieren quimioterapia; no todos los dolores de cabeza necesitan resonancias y no todos los países donde votan por quienes dejan a paramilitares como Mancuso gestionar EPS tienen sistemas de salud de primera.

¿Quiénes derrocaron los Decretos de Emergencia Social que el ministro de Salud -hoy preso- del mejor presidente de Colombia quería implementar y que, en resumen, habrían acabado con el cuarto nivel de atención? ¿Quiénes se resistieron a la reforma de salud que el Alejandro Gaviria quiso imponer por decreto para privatizar los recursos al llegar a manos de las EPS? Esos mismos a quienes los medios llaman negligentes cuando dan órdenes de medicamentos, remisiones o cirugías y las EPS las niegan o retrasan.

Sí. Todos tenemos historias de terror con algún trabajador de la salud. Y las seguiremos teniendo mientras que la memoria sea finita y la posibilidad humana de equivocarse, no tanto.

Si fuera por las decisiones de los enfermos, estaríamos en la época de los chamanes, el sistema estaría completamente quebrado y los hospitales llevarían el nombre de políticos vivos.

El mantra "yo estoy pagando EPS" transporta a una fantasía de supermercado: una radiografía, un especialista, una bolsa de leche...
Pero la culpa sí es del personal de salud por ser buenos académicos y portare como teguas en una sociedad que retroalimenta la hipocondriasis de un cliente que raras veces tiene la razón; de mllones que culpan al mensajero del verdugo que eligieron.

viernes, 24 de enero de 2014

Dolor

Usaba el inodoro del trabajo como silla. Sólo allí podía llorar y que nadie preguntara por qué.

Enterró la cara en su mano izquierda y, con la otra, sostenía el celular. Las lágrimas salían a chorros. Colgó. Apoyó los codos sobre las rodillas mientras sentía cómo la abulia se apoderaba de cada milímetro de su cuerpo, de cada célula, de cada intersticio.

Toda la energía la invertía en llorar. La única oportunidad, tal vez la última, se había ido.

Lo peor, pensó, es que nunca la había tenido.


Carátula del álbum From The Choir Girl Hotel, de Tori Amos.

domingo, 6 de mayo de 2012

Freud en el hospital mental

Llega hasta mí un siquiatra, compungido,
por la estatua que a Freud fue levantada,
pues dice que al vienés le han invertido
su posición en forma inadecuada.

A la portada el rostro dirigido
y con la espalda al hospital volteada,
¿quién explica el recóndito sentido
del que quiso ponerla así orientada?

Buen siquiatra: al mirarla yo imagino
- sin que pretenda darla de adivino -
lo que don Sigmund gozaría
al ver que, presentando su trasero,
mostraría con ello al mundo entero
su gran concepto de la psiquiatría.



- Anónimo

viernes, 9 de marzo de 2012

Feliz día de la PIP

¿Qué mejor manera de celebrar el día internacional de la mujer que encarcelando al fabricante de las PIP?

Con cientos de miles de mujeres en pánico que atiborran el sistema por temor de que las prótesis malformen el epicentro de su feminidad, uno no puede evitar preguntarse si el arresto de Jean-Claude Mas no fue una medida estratégica del gobierno de Sarkozi para asegurar el apoyo de aquellas damas que centran su atractivo en dos bolsas y una sociedad entera que las retroalimenta.

Sí, hombre, quéjate de la histrionicidad femenina mientras buscas en la web estrellas porno con las características con las que odias masturbarte.

Feliz día, camaradas en cohecho.